La digoxina es uno de los fármacos más antiguos de los que disponemos. Su historia se remonta a la medicina antigua, siendo nombrada en la medicina sumeria (basada en métodos mágico-religiosos de una cultura antiquísima que nació al final del periodo neolítico) o en el Papiro de Ebers redactado en el antiguo Egipto (año 1500 aC), considerado como uno de los más antiguos tratados médicos conocidos.
Desde finales del siglo XVIII se ha utilizado en clínica, considerándose inicialmente como un diurético y después como un cardiotónico (sustancia que aumenta la eficiencia de la función cardiaca al disminuir el consumo de oxígeno). Es decir, es un fármaco muy antiguo y ampliamente empleado, y como todo en esta vida, ha pasado por momentos brillantes a otros de ostracismo.
Y qué ha sucedido ahora, en 2020. Se han presentado los resultados del ensayo RATE-AF, donde se comparó el bisoprolol (un β-bloqueante) con la digoxina en pacientes mayores con fibrilación auricular (FA) permanente y disnea (sensación de falta de aire). El criterio de valoración primario (end-point primario) fue la valoración de calidad de vida reportada por el paciente a los 6 meses (mediante el cuestionario de salud SF-36), que incluía preguntas sobre el grado de limitación de las actividades típicas, como subir escaleras, cargar pesos y caminar. Los aspectos secundarios estudiados incluyeron la valoración de la frecuencia cardíaca, el péptido natriurético (NTproBNP), la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, otros componentes del SF-36 y la presencia de eventos clínicos adversos.
RESULTADOS:
Se incluyeron 160 pacientes (edad media: 76 años, casi la mitad eran mujeres) con buena adherencia al medicamento asignado (bisoprolol vs digoxina).
Las respuestas del ritmo cardíaco fueron casi idénticas en los dos grupos.
Para el end-point primario a los 6 meses (estado físico informado por los pacientes): no hubo diferencias significativas entre ambos.
En el transcurso de 6 a 12 meses, la mejora en la clase funcional (disminución de la fatiga, falta de aire) y el nivel de NTproBNP fue significativamente mayor en el grupo de pacientes con digoxina. La fracción de eyección del ventrículo izquierdo permaneció sin cambios en ambos grupos.
Asimismo, hubo menos muertes por todas las causas (4 vs. 7), muertes cardiovasculares (3 vs. 15), y eventos adversos (29 vs. 142) en el grupo de pacientes con digoxina.
Los autores llegaron a la conclusión que la digoxina podría considerarse una terapia de primera línea para el control de la frecuencia cardiaca en pacientes con FA permanente. Los resultados favorecen fuertemente a la digoxina, en relación con datos objetivos (frecuencia cardíaca y péptidos natriuréticos), eventos clínicos (muerte cardiovascular y muchísimos menos eventos adversos), y los resultados subjetivos aportados por los pacientes en el cuestionario de salud.
Ahora bien, no podemos hacer un viraje total en el tratamiento de estos pacientes, hoy no es blanco y mañana negro, debemos basarnos en ensayos clínicos basados en la practica diaria, y tomar decisiones consensuadas. Está claro que la digoxina puede ser, nuevamente, un fármaco a tener en cuenta cuando tengamos en nuestra consulta a un paciente con fibrilación auricular rápida y datos de insuficiencia cardiaca, pero deberemos valorar su uso asociado a otros fármacos y conociendo la situación del paciente (función renal, polimedicación, etc).
Como sucede con las series televisivas… to be continued! ?