La presencia de extrasístoles ventriculares (EV) en deportistas es un hallazgo relativamente común y a menudo benigno. Sin embargo, en ciertos escenarios, requiere una evaluación más profunda para descartar una enfermedad cardíaca subyacente.
Aspectos clave:
- Prevalencia: Las EV son más frecuentes en deportistas de resistencia y se consideran, en la mayoría de los casos, una manifestación benigna del remodelado cardíaco fisiológico.
- Morfología: Las EV monomórficas, especialmente si son aisladas y desaparecen con el ejercicio, suelen ser de buen pronóstico. Las EV polimórficas, en parejas o en rachas (taquicardia ventricular no sostenida: TVNS), aumentan la preocupación y es probable que tengamos que realizar más estudios.
- Síntomas: La ausencia de síntomas es un factor tranquilizador. Si el deportista experimenta palpitaciones, presíncope o síncope, se debe realizar una evaluación exhaustiva.
- Contexto clínico: Es fundamental considerar la edad del deportista, los antecedentes familiares de muerte súbita o cardiopatías, y los hallazgos del examen físico.
¿Cuándo se necesitan más estudios diagnósticos? Se requieren estudios adicionales cuando:
- Las EV son frecuentes (>2000-5000 en 24h) o complejas: (polimórficas, es decir, con diferentes morfologías; en parejas, rachas de TVNS).
- Las EV se originan del tracto de salida del ventrículo derecho (TSVD) y su número aumenta con el ejercicio: Podría sugerir una miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho (MAVD).
- Hay síntomas asociados: Palpitaciones recurrentes, presíncope, síncope, dolor torácico.
- Existen antecedentes familiares de muerte súbita inexplicada o cardiopatías hereditarias.
- El electrocardiograma (ECG) basal presenta anomalías: Cambios en la repolarización, ondas T negativas, prolongación del QT, ondas épsilon (sospecha de MAVD).
- Hay hallazgos en la ecocardiografía que sugieren cardiopatía estructural: Dilatación ventricular, disfunción sistólica, hipertrofia significativa, anomalías valvulares.
- Las EV no disminuyen o aumentan con el ejercicio durante una prueba de esfuerzo.
- Se sospecha de canalopatías o miocardiopatías subyacentes.
Estudios diagnósticos adicionales pueden incluir:
- Holter de 24 horas o monitor de eventos prolongado: Para cuantificar la carga de EV, evaluar su morfología y relación con la actividad.
- Prueba de esfuerzo (ergoespirometría o CPET): Para evaluar el comportamiento de las EV con el ejercicio y descartar isquemia.
- Ecocardiograma doppler color: Para evaluar la estructura y función cardíaca.
- Resonancia magnética cardíaca (RMC): Especialmente útil para detectar fibrosis, infiltración grasa o anomalías estructurales sutiles no visibles en el eco.
- Estudio electrofisiológico (EEF) y ablación: En casos seleccionados de EV sintomáticas o con características de alto riesgo, especialmente cuando se sospecha un origen específico de las arritmias.
- Test genéticos: Si se sospecha una miocardiopatía o canalopatía hereditaria.
Por lo tanto, la presencia de EV en un deportista se debe evaluar de forma detenida y tener en consideración todos los aspectos mencionados. Se calcula que la EV puede aparecer entre un 40-70% de personas a los que se le realiza un Holter-ECG 24 horas, por lo que habitualmente se le considera un hallazgo benigno en ausencia de cardiopatía estructural. Los CVP benignos suelen tener morfología de BRI y eje inferior (origen de TSVD), aunque también se pueden tener origen de TSVI y no estar asociados a cardiopatía estructural. Suelen desaparecer con el ejercicio y tras desacondicionamiento físico, con presencia menos significativa tras reanudar actividad.